sábado, 9 de abril de 2016

Misterios de nuestro FLORA

Creo que ha llegado el momento que comparta con ustedes una historia que comenzó hace 4 años. Este tiempo es el adecuado para un relevo, así que prestar atención porque alguno de ustedes – seguramente algún rover o esculta – vais a tener que recoger el testigo de conducir a vuestros hermanos halcones a través del misterio. Bueno, esa parte de la historia os la dejo para el final…

Si os acordáis, nuestro primer FLORA fue en Batán de las Monjas (San Nicolás del Puerto). Del 2 a 3 de junio de 2012. En aquellos momentos no le dimos ese nombre, fue a partir de algo que ocurrió en su transcurso cuando decidimos ponerle esa denominación.

Seguro que lo recordáis con cariño, muchos de ustedes ya estabais en el grupo. 





Pero realmente donde empieza esta historia es en el viaje de vuelta. Como recordareis lo hicimos en tren, tomamos el Cercanía Cazalla Sevilla. En el trayecto todos andábamos retumbados en nuestros asientos, el fin de semana había sido intenso y andábamos reventados.

En el tren, además del grupo, viajaban algunos otros excursionistas que habían ido a realizar senderismo por la Vía Verde.

Estando sentado en el primer vagón, medio dormido, se me acercó unos de esos excursionistas. Con un acento francés  me preguntó de dónde éramos y se interesó por la corta historia del grupo. El había sido scout hace muchos años, por lo que todo lo que le iba relatando le resultaba familiar. Se veía que a la par que conversábamos iba recordando emocionado sus momentos scouts juveniles.
Una de las cuestiones que me planteó es porque habíamos elegido ese sitio, “el batán de las monjas”. Le referí que la elección no fue por nada en especial, buscando distintas opciones nos pareció un buen sitio.
Creo que la emoción de volver a vivir los recuerdos de su etapa scout le hizo más abierto a la charla y le llevó a compartir conmigo una leyenda que según él se la había contado la tarde anterior un misterioso personaje que se encontró mientras paseaba por el bosque de galería de La Ribera del Huéznar.

Según me relató (y según a él le contaron) en verdad ese batán que ahora llamamos de las monjas estaba habitado por monjes, concretamente por 12 monjes. Eran personajes misteriosos, tenían poca relación con los lugareños y lo único que sabían de ellos es que eran personas educadas, que rara vez se les veía en el pueblo y que siempre estaban trabajando en sus labores. 

Por lo que le contó el lugareño la leyenda que arropaba a esos 12 monjes es que eran antiguos caballeros al servicio del bien. Usaban aquel lugar como estancia de descanso, y realmente siempre estaban “viajando” y ayudando allí donde hiciera falta. Cuando hablaba de “viajar”, según el lugareño, se refería a trasladarse en el tiempo.

El antiguo scout observó que había despertado mi atención, y que realmente estaba siguiendo con entusiasmo sus palabras.

Llegamos al final del trayecto y cuando nos despedíamos, mi curioso compañero de viaje me dio una pequeña bolsa de cuero.

- Para que lo tengas como recuerdo y que sigáis trabajando por el escultismo, me dijo cuando nos estrechábamos la mano izquierda.

Le di las gracias y con el jaleo de la llegada y recogida de niños por los padres no pude  prestarle más atención al regalo. Lo guarde en la mochila y a casita.

Ya en casa, duchado y sentado en el sofá, cogí la bolsa de cuero y miré  su contenido. Eran dos cosas, un cordón de cuero con 12 colgantes de plata y un pergamino. ¡Qué emoción! 

La verdad es que me dio un vuelco el corazón, tenía la una sensación de tener entre mis manos un trozo de historia.

Esto es lo que ponía el pergamino:
"Aquí tenéis 12 Ojos de Horus, los 12 colgantes pertenecientes a los hermanos que vivieron junto a La Ribera del Huéznar.
Según nos cuenta la mitología del antiguo Egipto, Horus, hijo de Isis y Osiris, era el dios del cielo, la luz y la bondad. Su ojo derecho representaba al sol y su ojo izquierdo a la luna. Cuando los abría nacía la luz y cuando los cerraba aparecía la oscuridad.
Estos dos ojos gemelos llamados Udjat, eran capaces de observar todo el mal que existía en el mundo.
Horus tenía un tío llamado Seth que asesinó a su padre (Osiris) y pretendía hacerse con el trono, por lo que Horus mantenía encarnizados combates contra él para vengar a su padre. En uno de esos enfrentamientos Seth le arrancó un ojo (el izquierdo), lo cortó en seis pedazos y lo esparció por todo Egipto.
Pero gracias a la intervención de Thot (que es el dios de la sabiduría, la escritura, la música) el ojo de Horus fue sustituido para que el dios pudiera recuperar la vista, con el detalle de que este nuevo ojo era especial y estaba dotado de cualidades mágicas. Era un Ojo de Halcón.
A lo largo de la historia, nuestra hermandad se ha dedicado a hacer el bien allí donde hiciera falta. Nos hemos agrupados  en familias, siempre de 12 miembros, y cada uno de ellos portamos un Ojo de Halcón. Amuleto que simboliza la lucha contra el mal y la protección del bien.
Si uno de estos 12 hermanos desaparece, deberá ser sustituido por un nuevo miembro. Siempre deber haber 12.
Ahora eres tú el portador de estos ojos de Horus, busca  tus 12 caballeros y hazle entrega de ellos. Ha de ser en primavera y viaja a través del tiempo para ello, el legado de la historia te enseñará el buen camino hacia un futuro de prosperidad.”
Un poco perplejo, me quedé pensando que significaría este pergamino y estos colgantes. Y sobre todo, que haría con ellos.

En esos momentos pensé que era una bonita leyenda, algo fantasiosa, pero hermosa. Estuve dudando si contar mi “hallazgo” al resto del consejo o intentar averiguar un poco más sobre el tema.
Finalmente opté por dejar a un lado el tema y retomarlo más adelante. Se impuso el día a día y la vuelta a la rutina.




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